Misioneros de los Santos
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Liturgia de las Fiestas Patronales de la Sociedad de Misioneros de los Santos Apóstoles
El origen del término y la función litúrgica En el Antiguo Testamento se utiliza en su traducción griega (LXX) para designar el culto hebreo oficial (levítico), de ahí que los libros en los que más se utilice sean: Éxodo, Números, Crónicas y Ezequiel. El sentido espiritual del culto referido al término Liturgia aparece en textos como Eclo 4,14.24; Dan 7,10; Sap 18,21 En el Nuevo Testamento aparece en total 15 veces, seis de ellas en la carta a los hebreos (Cfr. Heb 1,7.14). En algunas ocasiones se refiere al culto levítico ( con Zacarías en el templo de Jerusalén Lc. 1,23, e incluso en Heb 9,21 cuando se refiere a los instrumentos litúrgicos), en otras en el sentido eminentemente cristiano: El único sacrificio de Cristo (Heb 8,2.6; 10,11). Parece ser el texto de los Hechos de los apóstoles (13,2) el único pasaje en que el significado del verbo leitourgeo tiene un significado directamente con el actual. El
Magisterio de la Iglesia La liturgia es la cumbre a la cual tiende toda la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente donde mana toda su fuerza y ninguna otra acción de la Iglesia la puede superar en eficacia y dignidad, pues se trata del ejercicio del sacerdocio único de Jesucristo. El cual, asocia perpetuamente a su esposa que es la Iglesia (Ef 5,29) (Cfr. Sacrosanctum Concilium, 7), mientras la conduce, por obra del Espíritu Santo a la eterna Jerusalén. Es más, en
la misma acción litúrgica, pregustamos y tomamos parte en aquella liturgia
celeste...donde Cristo está sentado a la derecha del Padre ( S.C.,8) Pero la
liturgia por siglos ha tenido que soportar un cambio dramático en su forma de
ser considerada y por tanto vivida. Consideremos, pues, los tres pasos de toda
acción de la gracia de Dios:
De hecho
cuando se enuncian las tres ramas de la pastoral (Plan Orgánico Arquidiocesano
1995-1999), primero es la pastoral catequética, luego la pastoral litúrgica y,
al final, la pastoral social. Es decir, el testimonio de la propia vida se deja
para el final, como una especie de tarea. Pero no debiera ser así. No se le
puede dar culto a Dios dejando la conversión como tarea (Dcto. Puebla, 352) .
Esta tarea de la evangelización nos conduce a la plena conversión y comunión con
Cristo. El orden debiera ser: Catequesis, social y litúrgica, a fin de que los
fieles comprendan lo que significa "Antes de presentar tu ofrenda, ve y
reconcíliate con tu hermano y, después ven y presenta tu ofrenda" (Mt 5,23).
Porque de la forma tradicional, sólo se posterga como un futuro dejado a la
conciencia personal del fiel, su propia conversión. Los agentes de la Pastoral Litúrgica El Obispo es el liturgo por excelencia, ya que ejerce en la persona de Cristo, sumo y eterno Sacerdote. La función de santificar es inherente a la misión del obispo, ya santo Tomás de Aquino le llamaba el perfector. Los
presbíteros, indispensables colaboradores de los obispos en las tareas
pastorales, son consagrados por Dios, a través del ministerio episcopal para que
obren como ministros de Cristo en su oficio sacerdotal en la liturgia. De una
forma especial, aquellos que han sido nombrados párrocos han adquirido una serie
de obligaciones en éste ámbito. Debe procurar el párroco, y todo sacerdote, formar al pueblo de Dios para que supere la idea de una santidad individualista, o de una salvación aislada. La salvación deben mostrarla no en el aislamiento sino en su forma comunitaria, teniendo como principal acontecimiento la celebración de la Santa Eucaristía, centro de toda la asamblea de los fieles. No podemos pasar por alto en éste renglón el lugar que tiene el laico en el ejercicio de su sacerdocio común como miembro del pueblo de Dios (Cfr. I Pe 2, 4-5; 5-10). El laico es un importante agente de la pastoral litúrgica que actúa desde el ejercicio de su misma vida cristiana, la cual debe ser santa, religiosa, consagrada, caritativa, misericordiosa y apostólica. La misión sacerdotal de los seglares, lejos de apartarlos de sus deberes en la historia, les ayuda a introducirse más en sus campos de acción a manera de fermentos de irradiación evangélica, de tal manera que su presencia venga a ser, como el alma en el cuerpo, la fuerza del Espíritu de Dios, la luz y sal cristiana mediante lo cual toda la vida humana tiene sentido y valor trascendental. Espiritualidad Litúrgica Posiblemente influenciados por la visión del mundo, donde el alma está encadenada a un cuerpo que la somete al pecado. Durante siglos se identificó todo lo malo con lo corporal: El cuerpo es la cárcel del alma. Esto ha provocado que los fieles se confundan pensando que lo espiritual es lo contrario a lo carnal, mundano, etc. Sin embargo Cristo con su resurrección rompió para siempre este muro entre lo sacro y lo profano, y con su encarnación nos enseñó que la santificación es posible sin desprenderse del propio cuerpo. Así se ha considerado como mejor la espiritualidad de las monjas y monjes que, apartados de los demás, se entregan a la contemplación. O la de aquellos que se consagran por medio de votos o, son partícipes del orden sagrado. Puede ser por esto que la gente común se sienta alejada de Dios. La
Constitución sobre la Iglesia, dignifica la espiritualidad al indicar que es la
forma en que cada cual, desde su propio estado de vida: soltero, casado,
consagrado o viudo, entra en consonancia con la voz de Cristo (Mt 5, 48). Es
decir, por espiritualidad debemos entender asimilar la propia vida a la vida de
Jesucristo (Jn 13,34), santificando así los propios ambientes. Baluartes en la Liturgia de la Iglesia
La música
para la liturgia. La Iglesia reconoce al canto gregoriano como el propio de la liturgia romana, los demás géneros musicales entre ellos la polifonía, no deben excluirse de las celebraciones litúrgicas con tal que correspondan al espíritu de la misma. Y en cuanto a los instrumentos musicales, el órgano de tubos es el instrumento tradicional de la Iglesia latina, sin embargo se pueden admitir otros instrumentos, siempre que sean aptos para expresar el sentido del culto cristiano.
El arte y los
objetos sagrados: Los clérigos deben ser instruidos mientras estudian filosofía y teología, sobre la historia y la evolución del arte sacro y sobre los sanos principios en que deben fundarse sus obras, de modo que sepan apreciar y conservar los venerables monumentos de la Iglesia y puedan orientar a los artistas en la ejecución de sus obras.
La devoción
popular: Como su
nombre lo dice es popular, no institucional, por tanto, la Iglesia no puede
normar a la religiosidad o devoción popular, sino más bien acompañarla y vigilar
que no incurra en la superficialidad, superstición o herejía. Esta Web fue actualizada el sábado 06 de noviembre de 2021 Sugerencias, información y Comentarios a los MSA y a esta WEB: msacol@colomsat.net.co (Colombia) msaperu@telefonica.net.pe (Perú) msavene@telcel.net.ve (Venezuela)
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